domingo, 2 de octubre de 2011

El impacto de los medios de comunicación en la legislación penal peruana

Como peruanos nos hemos acostumbrado a recibir principalmente dos clases de noticias diarias: corrupción de funcionarios y delincuencia común. Es más, dependiendo del corte –moderado o sensacionalista– del medio de comunicación, la prensa se orienta por uno u otro tema. Así, los programas de investigación enfatizan los problemas de corrupción que subyace a muchos órganos del Estado mientras que algunos periódicos brindan una “orgía informativa” que gira en torno a algún robo o asesinato. Estos últimos, incluso, publican fotografías ciertamente repulsivas o testimonios escalofriantes muchas veces de modo innecesario. Al margen de lo bizarra que puede resultar cierta información, es muy saludable e importante el rol de la prensa peruana pues a través de sus denuncias e investigaciones evitamos aquellos vacíos donde se gesta la impunidad.

El problema se origina cuando el Congreso, lejos de ser un órgano donde se legisla de manera reflexiva y autocrítica, se convierte en el colofón de la noticia. En efecto, de un tiempo a esta parte –quizás por el posicionamiento de las redes sociales–, en el Legislativo se vienen presentando gran cantidad de proyectos de ley que inciden en materia penal a los pocos días que algún caso policial se convierte en tema del momento –o trending topic para los amantes del Twitter–.

Así, en exactamente dos meses de labor parlamentaria, de los 228 proyectos de ley presentados por el Congreso, 40 inciden en materia penal –los cuales he resumido en el cuadro ubicado al final de este artículo–. En términos de política criminal, esto es alarmante no sólo por la cantidad de normas propuestas sino también porque muchas de éstas no son más que un placebo legal utilizado por algunos congresistas para calmar el malestar (justificado) de la población. Ahora bien, los proyectos de ley inciden principalmente en dos ejes –reflejo casi perfecto de las noticias que día a día se publican y discuten–:



Humor vs. Delincuencia. Fuente: Karrycartoons